El enfoque de los microservicios concibe las aplicaciones como una colección de servicios pequeños, débilmente acoplados y ejecutables de modo independiente. Cada microservicio se centra en una capacidad de negocio específica y se comunica con otros a través de API. Los principios clave de los microservicios son:
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Modularidad: Los microservicios están diseñados para ser modulares y autónomos, con cada servicio teniendo su propio código, base de datos y pipeline de implementación.
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Escalabilidad: Los microservicios individuales pueden escalarse de manera independiente según sus requisitos específicos de recursos, lo que permite una utilización eficiente de los mismos.
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Diversidad tecnológica: Los microservicios pueden implementarse utilizando diferentes lenguajes de programación, frameworks y tecnologías, lo que permite a los equipos de TI elegir las mejores herramientas para cada servicio.
En comparación con las arquitecturas de aplicaciones monolíticas, estos ofrecen mayor flexibilidad, escalabilidad y mantenibilidad, lo que los hace adecuados para aplicaciones complejas y en evolución.
Nuevos patrones arquitectónicos y mejores prácticas están surgiendo para abordar los desafíos de los microservicios, como los microservicios serverless, arquitecturas impulsadas por eventos, aplicaciones componibles y orquestación en el edge.
Diseñando microservicios serverless
Al diseñar microservicios serverless, es esencial seguir las mejores prácticas y considerar las características únicas de los entornos serverless:
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Identificar los microservicios adecuados: Descompón la aplicación en microservicios pequeños y enfocados que encapsulen capacidades de negocio específicas y puedan desplegarse de manera independiente.
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Diseñar para la ausencia de estado: Las funciones serverless deben diseñarse para operar sin estado, o sea, con cualquier estado requerido almacenado en servicios externos, como bases de datos o caches.
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Definir límites claros de microservicios: Establece límites y responsabilidades bien definidos para cada microservicio, para asegurar el acoplamiento débil y la mantenibilidad.
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Implementar patrones de comunicación eficientes: Elige patrones de comunicación apropiados, como API sincrónicas para la interacción en tiempo real y eventos asíncronos para una comunicación desacoplada.
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Adherir a las mejores prácticas serverless: Sigue las mejores prácticas serverless, como mantener las funcionalidades con poco tamaño y enfocadas, minimizar los tiempos de inicio en frío y manejar fallos de manera adecuada.
Implementando y gestionando microservicios serverless
Implementar y gestionar microservicios serverless requiere automatización, monitoreo y seguir las mejores prácticas de seguridad:
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Automatizar pipelines de implementación: Implementa pipelines de implementación automatizados utilizando herramientas de CI/CD para asegurar implementaciones consistentes y confiables.
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Configurar y gestionar recursos: Utiliza herramientas de infraestructura como código (IaC), como Terraform, para definir y gestionar recursos serverless, asegurando la reproducibilidad y el control de versiones.
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Monitorear y registrar microservicios serverless: Implementa soluciones robustas de monitoreo y registro para obtener visibilidad sobre el desempeño, errores y patrones de uso de los microservicios serverless.
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Implementar mejores prácticas de seguridad: Sigue las mejores prácticas de seguridad, tales como acceso de menor privilegio, comunicación segura y cifrado de datos sensibles para proteger los microservicios serverless de amenazas potenciales.
La adopción del serverless está influyendo en la forma en que se diseñan, desarrollan y despliegan las aplicaciones, llevando a arquitecturas más modulares, escalables y resilientes. Ejecutar microservicios con computación serverless combina las ventajas de la arquitectura serverless y de los microservicios.
Al desplegar microservicios como funciones serverless, los desarrolladores pueden lograr escalabilidad granular y un tiempo de comercialización más rápido. Cada microservicio puede escalarse de manera independiente según su carga de trabajo específica, asegurando una utilización óptima de los recursos y eficiencia de costos sin la necesidad de configuración y gestión de infraestructura extensivas.