¿Qué es un ataque DDoS?

Explora los ataques DDoS: definición, motivaciones y medidas de protección disponibles para fortalecer ahora tus defensas.

Los ataques DDoS (Distributed Denial of Service, denegación de servicio distribuida) se han convertido en una gran amenaza para la ciberseguridad, siendo capaces de paralizar servicios en línea, causar pérdidas financieras graves y dañar la reputación de las organizaciones.

Un ataque DDoS es un intento malicioso de interrumpir el tráfico auténtico dirigido a un servidor, servicio o red específicos, inundándolo con un diluvio de tráfico dañino. El atacante controla múltiples dispositivos comprometidos, que a menudo son parte de una botnet infectada con malware para lanzar el ataque. El objetivo principal de un ataque DDoS es agotar los recursos informáticos del objetivo, haciéndolo inaccesible para los usuarios legítimos.

Podemos categorizar los ataques DDoS en tres tipos principales:

  • Ataques volumétricos: su objetivo es agotar el ancho de banda de la infraestructura atacada dirigiendo hacia ella un gran volumen de tráfico, como en el caso de las inundaciones UDP, ICMP y de paquetes falsificados.
  • Ataques de protocolo: también conocidos como ataques de agotamiento de estado, estos apuntan a protocolos de las capas de red y de transporte, explotando vulnerabilidades para agotar los recursos del servidor. Los ataques DDoS Smurf, SYN floods y Ping of Death son algunos de sus ejemplos más comunes.
  • Ataques de capa de aplicación: para bloquear el servidor apuntan a vulnerabilidades en los protocolos de capa 7 (capa de aplicación), como inundaciones HTTP, ataques slow loris e inundaciones de consultas DNS.

¿Cuál es la diferencia entre el ataque DoS y DDoS?

Si bien los ataques DDoS y DoS comparten el objetivo común de interrumpir la disponibilidad de un sistema online, existen varias diferencias importantes entre los dos. Un ataque DoS se origina desde una única fuente, como una computadora o conexión de red, inundando el objetivo con tráfico de ataque o explotando vulnerabilidades para causar la denegación de servicio. Ya en el ataque DDoS la agresión parte de múltiples puntos de origen, lo que lo hace más complejo y difícil de neutralizar.

La naturaleza distribuida de los ataques DDoS ofrece varias ventajas a los atacantes.

Primero, el enorme volumen de tráfico generado por una botnet puede rápidamente abrumar a la infraestructura de red más robusta, haciendo muy difícil para los sistemas de defensa filtrar el tráfico malicioso sin afectar las solicitudes legítimas.

Segundo, el uso de múltiples fuentes de agresión dificulta rastrear el origen del ataque, ya que el tráfico DDoS parece provenir de numerosas direcciones IP distribuidas en diferentes redes y ubicaciones geográficas, lo que también obstaculiza los esfuerzos para identificar y procesar a sus perpetradores.

Luego, los ataques DDoS pueden ser más sofisticados y adaptables en comparación con los ataques DoS. Los atacantes pueden emplear varias técnicas para eludir las medidas de seguridad, como usar tráfico encriptado para evadir la detección o cambiar dinámicamente los vectores de ataque para explotar diferentes vulnerabilidades. La complejidad de los ataques DDoS a menudo requiere estrategias de mitigación avanzadas y herramientas especializadas para defenderse eficazmente contra ellos.

¿Qué motivaciones existen detrás de los ataques DDoS?

Las motivaciones detrás de los ataques DDoS son diversas, pero algunas de las más comunes incluyen la búsqueda del beneficio económico, el hacktivismo, la ciberguerra, las razones personales o incluso la mera prueba y experimentación.

Los cibercriminales también pueden usar ataques DDoS como medio de extorsión, exigiendo el pago de un rescate a cambio de detener el ataque. Incluso pueden ser contratados por empresas para que interrumpan los servicios de sus competidores.

Los hacktivistas a menudo emplean ataques DDoS como forma de protesta o para llamar la atención sobre sus causas políticas o sociales. Estos suelen atacar agencias gubernamentales, corporaciones o individuos que actúen en contra de sus ideas.

Los estados-nación pueden lanzar ataques DDoS como estrategia de ciberguerra, teniendo como objetivos la infraestructura crítica, instituciones financieras o agencias gubernamentales de naciones rivales.

En algunos casos, los cibercriminales también pueden lanzar ataques DDoS como forma de venganza, acoso o ciberbullying contra objetivos específicos, como antiguos empleadores, competidores o enemigos personales. Algunos hackers también pueden realizar ataques DDoS como un medio para poner a prueba su capacidad, experimentar nuevas técnicas de ataque o evaluar la resiliencia de su propia infraestructura.

¿Cuáles son los impactos de los ataques DDoS?

Los ataques DDoS exitosos pueden tener graves consecuencias para las organizaciones, tales como:

  • Interrupción del servicio: los ataques DDoS causan tiempo de inactividad de la red, haciendo que los sitios, servicios y aplicaciones web queden inaccesibles para los usuarios, lo que implica la pérdida de ingresos, una disminución de la productividad y daños a la reputación de la marca.
  • Pérdidas financieras: costos como la inversión en ciberseguridad, contratar personal especializado y compensar las pérdidas comerciales pueden ser muy sustanciales.
  • Daños a la reputación: las interrupciones del servicio y las brechas de datos resultantes de los ataques DDoS pueden erosionar la confianza de los clientes de las empresas, lo que lleva a una pérdida de la participación de mercado e genera un impacto comercial a largo plazo.

¿Qué estrategias podemos utilizar para la protección y mitigación de DDoS?

La protección y la mitigación van de la mano cuando se trata de ataques DDoS. La primera apunta a prevenir el ataque, mientras que la última se enfoca en reducir o eliminar el impacto del ataque una vez ocurrido.

La protección DDoS incluye acciones como el desarrollo de un plan integral de respuesta a DDoS, evaluaciones de riesgo regulares, la implementación de medidas de seguridad de múltiples capas, el monitoreo constante del tráfico de red, el uso de servicios de protección basados en el edge o la educación y capacitación de los empleados.

Las estrategias efectivas de mitigación DDoS incluyen el uso de firewalls y sistemas de prevención de intrusiones, la implementación de balanceo de carga y redundancia en la infraestructura de red, la limitación de velocidad, el bloqueo de IP y el filtrado del tráfico.

Conclusión

A medida que los ataques DDoS continúan evolucionando en escala y complejidad, las organizaciones deben mantenerse vigilantes y proactivas en sus esfuerzos de ciberdefensa.

Para luchar contra ellos al más alto nivel, estas deben implementar un enfoque integral y de múltiples capas, además de mantenerse informadas sobre las últimas tendencias de ataques, técnicas de mitigación y mejores prácticas, pudiendo así fortalecer su postura de seguridad y mantener la disponibilidad, integridad y resiliencia de sus servicios online.

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